Desde distintos sectores y frente a las primarias (PASO), se escuchan voces criticas sobre las candidatura de uno y otro sector, el Diputado Sergio Massa dijo: “veo candidatos que pasan de un lugar a otro” o el Jefe de Gabinete de Ministros Santiago Cafiero, expresó: “Se cambian de domicilio para ver si logran amnesia en la sociedad”, lo que no observan ambos funcionarios, es que en el año 2009 el Ex - presidente Néstor Kirchner fue candidato sin cumplir con los requisitos establecidos en la Constitución Nacional y el actual gobernador Axel Kicillof era diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, al momento de ser elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, sorprende – no desde lo político – sino por la inobservancia de cuestiones elementales como la letra misma de la Carta Fundamental, la cual, en el caso de los Diputados Nacionales establece determinados requisitos para poder ejercer el cargo que pretende, a saber: "Para ser diputado se requiere haber cumplido la edad de veinticinco años, tener cuatro años de ciudadanía en ejercicio, y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella".
Las cualidades expuestas son condición ineludible para ser Diputado Nacional, estas deben ser cumplidas indefectiblemente y en su totalidad, no de manera parcial, por cuanto estas razones hacen a la capacidad al momento de asumir el cargo.
Las razones de los requisitos tiene antecedentes históricos como los debates entre Mitre y Sarmiento en 1860, que habían advertido sobre la presencia de legisladores que se arrogaban la representación de una provincia sin ser nativos de la misma o habían dejado de residir en ellas hacia tiempo, y que pasaron a denominarse en la tradición política argentina con el nombre de "Alquilones", 160 años de esos hechos, parece que los Alquilones vuelven a ser parte de las noticias de actualidad.
Por esos acontecimientos, en la reforma constitucional de 1860 se dijo: "…No hay acción pública que pueda ejercerse sin responsabilidad. (…) El Representante vuelve periódicamente al lugar que lo nombro, a vivir en medio de sus electores, y entonces siente su responsabilidad, por lo que se cuida muy bien de no traicionarlos y de no hacerles decir en el Congreso lo que no piensan, ni quieren; porque sus parientes, sus amigos, sus convecinos cuando vuelva le han de hacer pagar en la vida privada, con el desprecio publico su mala conducta, y sus prostituciones como representante…".
Es decir, la acreditación de la residencia, tiene una relación directa con la exigencia de estar en contacto con el medio en el que se debe actuar. No existe de modo alguno una flexibilidad constitucional, ya que los requisitos establecidos son taxativos y la persona elegida debe cumplir con los mismos.
Forzar los requisitos constitucionales o señalar con el dedo al otro, es parte de la mala política, pareciera que en tiempos de campaña, la Constitución no se encuentra vigente, y tiene la “culpa” de todos los males, además, de no encontrar ningún tipo de sustento jurídico, esto constituyen un daño a las instituciones, nuestra clase dirigente se deslegitima y, el engaño y la mentira, se constituyen en herramientas válidas para intentar llegar al poder.
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