Transcurría el año 2020 y en una "sesión mixta" de la Cámara de Diputados, el ex legislador Juan Ameri, sentó a una mujer en sus rodillas y comenzó a tocarla mientras transcurría el debate por la renegociación de una deuda de las provincias con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, en aquel momento, Sergio Massa (Presidente de la Cámara), anunció que Ameri iba a ser suspendido, “Quiero pedir de manera inmediata la aplicación del artículo 188 del reglamento y disponer la suspensión inmediata del diputado Juan Ameri”, minutos después de enterarse lo que había sucedido.
Esta situación, de indignidad que afectó a la Cámara de Diputados se encuadro en lo que se denomina “falta grave” y habilita a usar la facultad que le confiere el Art. 66 de la Constitución, donde cada Cámara podrá corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirle de su seno; además de las renuncias voluntarias a sus cargos.
En lo referente a un Diputado y Senador Nacional quienes fueron parte del “vacunatorio vip”nos obliga a pensar y analizar a la luz del texto constitucional citado, si los congresistas infringieron lo establecido en el texto fundamental y, que este hecho bochornoso sería atentatorio contra la dignidad de la Honorable Cámara de Diputados y Senadores.
En toda democracia cuando no existen fuerzas morales, la justicia y la política se denigran, así, se atacan las bases de la credibilidad del sistema democrátivo. Las instituciones de la república -en este caso, el Congreso- tienen la obligación de poner a la política al servicio de la sociedad, de buscar las soluciones a los problemas de los argentinos y especialmente debe buscar sanear las instituciones democraticas, por cuanto, -tal actitud- pone en tela de juicio a toda nuestra dirigencia, degrada la legitimidad y las relaciones entre los ciudadanos y sus representantes, y deja al descubierto lo peor de la administración pública golpeando a los sectores más vulnerables.
Tal situación, la de adelantarse en la fila para vacunarse configura -a mi modo de ver- un desorden de conducta de los legisladores, y es el mismo cuerpo quien tiene en sus manos la posiblidad de excluirlos por “inhabilidad moral”, por cuanto, es inmoral “colarse”, ya que esta situación contraría los “principios de igualdad y dignidad de derechos, equidad, beneficio social y reciprocidad”, establecido en el “Plan Estratégico para Vacunación”.
A modo de ejemplo, en el año 1925, la Cámara de Diputados creó una “comisión investigadora” para llevar a cabo una tarea que termine con la remosión de dos diputados, en su oportunidad el diputado Oddone -en su rol de miembro informante- expresó: “...Comprenderán con cuánto disgusto traigo este asunto (...), pero las causas que lo motivan son demasiado graves para ser pasadas por alto sin que este Cuerpo tome la intervención que corresponde. Hace más de dos meses, señor presidente, que diarios tan serios como ‘La Prensa’ y ‘La Vanguardia’, de esta capital, y ‘El Trabajo’ y ‘La Libertad’, de Mendoza, que entrego a la Cámara para su comprobación, vienen publicando graves cargos contra los referidos diputados”, así, debemos saber, que hoy como ayer el Legislativo, tiene una historia que deben poner en valor, para entender que “saltar la fila” es una inconducta, que es una grave ofensa al decoro del cuerpo.
Debemos entender que la exclusión de un legislador es un caso extremo y excepcional; pero cuando su conducta hiere gravemente el prestigio y el decoro de la Cámara, esta tiene la obligación de actuar, por ello, es hora que los ciudadanos exijamos acciones claras y concretas a nuestra dirigencia, necesitamos recrear una conciencia moral, terminar con los privilegios y comenzar a recuperar los valores que construyen una república.
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